"Aún no hay investigaciones científicas sobre las consecuencias psicológicas para un niño que tiene padres homosexuales. Pero sí hay cientos de estudios que confirman la importancia de una figura masculina y otra femenina para la construcción del psiquismo y del desarrollo de la identidad. Suponer lo contrario (que un chico pueda ser dado en adopción a una pareja del mismo sexo) sería desconocer el interés superior del niño".
Quien habla es Andrea Saporiti, psicóloga y docente del Instituto de Ciencias para la Familia, de la Universidad Austral, de Buenos Aires. La especialista, quien también es master en Matrimonio y Familia, de la Universidad de Navarra, España, disertó en Yerba Buena, sobre "Las diferencias comunicacionales en el vínculo hombre-mujer". Vino a Tucumán invitada por la Fundación Humanitas et Sapientia y los colegios Pucará y Los Ceibos, de APDES, que organizaron un curso intensivo de Formación Familiar, en el salón de OSDE, avenida Aconquija 1.200. El ciclo continuará el 1 de julio.
El tema que abordó Saporiti cobra importancia en el marco de discusión nacional sobre la ley de casamiento civil entre personas del mismo sexo. El viernes 18, desde las 9.30, habrá una audiencia pública sobre la cuestión en el Congreso. Doce senadores de la Comisión de Justicia y Asuntos Legales, presidida por Liliana Negri de Alonso, escucharán opiniones a favor y en contra. Los tucumanos podrán seguir las ponencias desde audios y pantallas gigantes que se colocarán fuera del recinto. "Igualar lo que no es igual (el matrimonio entre hombre y mujer con la unión civil entre homosexuales) es partir de una premisa falsa", arremete Saporiti. "El argumento que defiende la adopción de chicos por parte de parejas del mismo sexo se circunscribe al ámbito del afecto, y se piensa que dándole cariño a ese niño va a ser suficiente. Pero no lo es, porque no se tiene en cuenta el modelo de identificaciones que tendrá ese chico para la constitución de su psiquismo", aseguró.
"El matrimonio es siempre entre un hombre y una mujer porque surge naturalmente para la preservación de la especie humana. Si se legalizó esa unión era para darle un orden social. Un modelo de identificación diferente generaría confusión en el desarrollo de la identidad del niño porque no tendría internalizado el modelo opuesto (varón mujer). Y ahí sí podemos decir que las consecuencias de fondo podrían llegar a ser una baja autoestima, inestabilidad emocional y una personalidad también inestable", advierte.